El título, nos evoca además otras expresiones que nos resultan familiares “Creí, por eso hablé”, “Creer bien y enmudecer no es posible” que ponen de relieve el enfoque desde donde queremos acercarnos al tema: La relación existente entre creer y anunciar la fe, entre creer y comunicar -con obras y con palabras- la alegría de algo que está llamado a darse.
En este marco y con este planteamiento se sitúan las cuatro importantes aportaciones al tema de estudio que constituye la Primera Parte del libro: Carmen Aparicio profundiza en la carta con que se abre el año de la fe Porta Fidei, a la luz de las reflexiones sobre el Dios Amor, la Esperanza que salva y la Verdad de la que Jesús es testigo, contenidas en las tres grandes encíclicas de Benedicto XVI. En tales desafíos ahondará Juan Martín Velasco centrándose en lo que significa y comporta, así como en los rasgos y bienes que se siguen del ser creyente hoy. Francisco José Ruiz, extrae algunos momentos significativos de los Evangelios que reflejan el horizonte de la fe al que Jesús conduce e invita. La aportación sobre la fe en la vida de una testigo singular Josefa Segovia, es obra de Berta Marco. La titular de nuestra Cátedra, la mujer de quien alguien, que la conocía bien, dijera: “la gracia hizo de ti una criatura nueva” y, que en la madurez de su existencia, escribiera de si misma, “e/ don que más estimo y que va en aumento a medida que cumplo más años, es el don de la fe" es presentada en esta publicación de manera sencilla, viva y ágil.
En la Segunda Parte de esta publicación se presentan cuatro testimonios personales de cómo se vive la fe a través de cuatro ámbitos distintos de presencia y compromiso. Mónica Plaza, Merce Tous, Elena López y Ma Luz Ortega se brindaron a ello.
